viernes, 24 de febrero de 2012

Reflejo del cielo.

Yo elegí este camino,
lejos del río y del pasto.
Un camino polvoriento,
austero y esquivo,
donde gastar mis pasos.

Preferí ondular
las cimas y los picos
y jugar a volar
con un pié en el abismo,
que allanar la hienda
gastada de la herencia,
donde sacudirme el polvo
y vestirme de seda.

Ahora bajo la montaña
por el antiguo sendero
hasta hundirme en el lago,
reflejo del cielo.

A la deriva en sus aguas,
como un bote vacío,
descansaré solitario
sobre el silencio infinito.

Cuando todo empieza

Puede que no valga la pena
escribir tan lejos de la poesía.
Todas las palabras
que te quiero decir
se me rompen enseguida.
No me quedan flores,
me arrancaron la raíz,
se pisaron las semillas.
Me di cuenta tarde
que te perdí
por pensar que te tenía.

Creo que los bares
se deben abrir
para cerrar las heridas.
Y todas las noches
me acuerdo de ti
y te olvido cada día.
Y vuelvo a ser un loco
para sobrevivir
a la locura de la vida.
Muchas veces la cabeza
y a menudo la nariz
y una voz que me decía:
Déjate llevar
si el alma te lleva.
Duele el corazón
cuando te lo dejas
cerca del final,
donde todo empieza.

Fito Cabrales

lunes, 13 de febrero de 2012

De tumbo en tumbo

Detén tus pies polvorientos
y alza la vista un segundo.
Hoy quiero mirar tus ojos
mientras observas el mundo.

Advierte las golondrinas,
el río rápido, el humo
tras las encinas,
el sol de la madrugada,
la risas blancas, lejanas,
de los niños en la campa.

El humillo del café,
un rato más en la cama,
ver el fuego,
oir llover,
sentarse sin hacer nada.

Arranquémonos la ropa
y las cadenas,
deslicémonos sin nada
por el mundo.
Pues nada más tenemos
que una vida
derramada gota a gota
de tumbo en tumbo.