miércoles, 28 de enero de 2009
Casi Nada
Casi nada no es el "nada", pues la Nada no me asusta, a lo que temo es al "casi".
lunes, 26 de enero de 2009
Momento
viernes, 23 de enero de 2009
Rojo
martes, 20 de enero de 2009
Silencio
por la sombra disipada de tu olvido.
Ondeante y solitario
brillo lejos de tu luz inmaculada.
Vibraré sutil y generoso
por la gracia que me otorga tu respeto.
O quizá arranque un gajo de tu tiempo
recreando mi mirada.
Como tránsito inocuo e improductivo,
atraviesan el desierto las palabras.
Un desierto que antes era un bosque vivo
y murió de inocencia desvelada.
Pasan lentas como cae la telaraña
y sedientas buscan agua entre la arena.
Mientras huyen, cicatrizan como surcos
donde había y ya no hay nada, sus estelas.
Mejor dueño de tu silencio
que esclavo de tus palabras.
lunes, 19 de enero de 2009
Sequía
La creatividad no es un barco que atraca en un puerto.
La compañía no es la ausencia de soledad.
La soledad no es la ausencia de compañía.
El trabajo no es el único camino.
La voluntad no es el único transporte.
La distancia no es lo que separa las cosas.
La verdad no es una.
lunes, 12 de enero de 2009
Pasioncilla
a veces, un cosquilleo alegre lo llena.
Una figura inesperada, o alejada en la memoria.
Como una bocanada de melancólico y risueño cariño atardeciendo.
Desborda el corazón e invade los sentidos y recuerdos.
Dame un abrazo.
Te he echado de menos.
A María.
sábado, 10 de enero de 2009
El Candado
Un abismo abierto en la propia faz de La Esencia.
Idas y venidas de continentes vacíos, como barcos fantasma entre la niebla.
Como sombras se proyectan sobre las almas y las cosas.
Impenitentes. Tortuorias. Constiñendo la razón.
viernes, 9 de enero de 2009
Regalo
El pasado es historia. El futuro, un misterio. El ahora, un regalo; por eso se le llama presente.
lunes, 5 de enero de 2009
Ejecutante
Es la repetición incansable.
El ritual del arte mecánico.
domingo, 4 de enero de 2009
El derecho al delirio.
Aunque no podemos adivinar el tiempo que será, sí que tenemos, al menos, el derecho de imaginar el que queremos que sea. En 1948 y en 1976, las Naciones Unidas proclamaron extensas listas de derechos humanos; pero la inmensa mayoría de la humanidad no tiene más que el derecho de ver, oír y callar. ¿Qué tal si empezamos a ejercer el jamás proclamado derecho de soñar? ¿Qué tal si deliramos, por un ratito? Vamos a clavar los ojos más allá de la infamia, para adivinar otro mundo posible:
el aire estará limpio de todo veneno que no venga de los miedos humanos y de las humanas pasiones;
en las calles, los automóviles serán aplastados por los perros;
la gente no será manejada por el automóvil, ni será programada por la computadora, ni será comprada por el supermercado, ni será mirada por el televisor;
el televisor dejará de ser el miembro más importante de la familia, y será tratado como la plancha o el lavarropas;
la gente trabajará para vivir, en lugar de vivir para trabajar;
se incorporará a los códigos penales el delito de estupidez, que cometen quienes viven por tener o por ganar, en vez de vivir por vivir nomás, como canta el pájaro sin saber que canta y como juega el niño sin saber que juega;
en ningún país irán presos los muchachos que se nieguen a cumplir el servicio militar, sino los que quieran cumplirlo;
los economistas no llamarán nivel de vida al nivel de consumo, ni llamarán calidad de vida a la cantidad de cosas;
los cocineros no creerán que a las langostas les encanta que las hiervan vivas;
los historiadores no creerán que a los países les encanta ser invadidos;
los políticos no creerán que a los pobres les encanta comer promesas;
la solemnidad se dejará de creer que es una virtud, y nadie tomará en serio a nadie que no sea capaz de tomarse el pelo;
la muerte y el dinero perderán sus mágicos poderes, y ni por defunción ni por fortuna se convertirá el canalla en virtuoso caballero;
nadie será considerado héroe ni tonto por hacer lo que cree justo en lugar de hacer lo que más le conviene;
el mundo ya no estará en guerra contra los pobres, sino contra la pobreza, y la industria militar no tendrá más remedio que declararse en quiebra;
la comida no será una mercancía, ni la comunicación un negocio, porque la comida y la comunicación son derechos humanos;
nadie morirá de hambre, porque nadie morirá de indigestión;
los niños de la calle no serán tratados como si fueran basura, porque no habrá niños de la calle;
los niños ricos no serán tratados como si fueran dinero, porque no habrá niños ricos;
la educación no será el privilegio de quienes puedan pagarla;
la policía no será la maldición de quienes no puedan comprarla;
la justicia y la libertad, hermanas siamesas condenadas a vivir separadas, volverán a juntarse, bien pegaditas, espalda contra espalda;
una mujer, negra, será presidenta de Brasil y otra mujer, negra, será presidenta de los Estados Unidos de América; una mujer india gobernará Guatemala y otra, Perú;
en Argentina, las locas de Plaza de Mayo serán un ejemplo de salud mental, porque ellas se negaron a olvidar en los tiempos de la amnesia obligatoria;
la Santa Madre Iglesia corregirá las erratas de las tablas de Moisés, y el sexto mandamiento ordenará festejar el cuerpo;
la Iglesia también dictará otro mandamiento, que se le había olvidado a Dios: «Amarás a la naturaleza, de la que formas parte»;
serán reforestados los desiertos del mundo y los desiertos del alma;
los desesperados serán esperados y los perdidos serán encontrados, porque ellos son los que se desesperaron de tanto esperar y los que se perdieron de tanto buscar;
seremos compatriotas y contemporáneos de todos los que tengan voluntad de justicia y voluntad de belleza, hayan nacido donde hayan nacido y hayan vivido cuando hayan vivido, sin que importen ni un poquito las fronteras del mapa o del tiempo;
la perfección seguirá siendo el aburrido privilegio de los dioses; pero en este mundo chambón y jodido, cada noche será vivida como si fuera la última y cada día como si fuera el primero.
Eduardo Galeano.
sábado, 3 de enero de 2009
Álgebra
Pero en cualquier caso la opacidad no es una cualidad de lo observado, sino del observante. La densa e hiriente textura de la costumbre, de la corriente, áspera y seca, desgasta la ilusión, la creación. La creencia se esconde dejando la fe a la deriva de los mares de la conciencia. Pero las mareas confabulan con la luna. Y la luna no se cae nunca del cielo.
viernes, 2 de enero de 2009
Cero
Nuevo horizonte en la mano.
Lo viejo vuelve a nacer al instante.
Crece y se transforma y no cesa en un punto.
Bienvenido el mundo nuevo, renacido de lo viejo.
Reciclado. Vomitado y reconstruido por él mismo hoy es nuevo.
Y me da la bienvenida con un silencio perfecto.