domingo, 7 de abril de 2013

Lo que he robado

Nada queda,
son cenizas.

Ni tus manos,
ni la rota palabra
de la despedida,
ni el cuerpo humeante,
ni las caricias.

Todo son ecos
de un sueño olvidado
que viene a robarme
lo que he robado.

Son lágrimas las palabras,
las notas
y los colores,
lágrimas blancas y rojas,
melodías sin nombre.

Son lágrimas por perder
lo que nunca se ha tenido.
Por el miedo a las ventanas,
por donde cuela el olvido.

Vuelven todos los principios,
etérnamente vuelven,
y les hago míos,
todos,
para que no me asusten
y pueda urdirlos con aire,
en un cesto de mimbre
a la orilla del estanque.

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