martes, 26 de abril de 2011

De vida, amor y deseo.

Siempre vuelves,
como estación lluviosa.
Como la lluvia, vuelves.
Y me alivias y me anegas
con tu poder que me empapa.

Yo soy la espiga errante
que abarrota los campos.
Soy el grano sutil
que abandona su cuerpo
al viento impío.
La amapola perdida
en el campo de trigo.

Y cuando el sol me ajusticia
con su fuego severo,
veo purificarse mi alma
como se templa el acero.

Y el fuego apaga el recuerdo,
el tiempo y el pensamiento.
Pero vuelves como nube
que arrasa el silencio.

Y siento el olor del barro
y sé que vuelves.
Y el aire eléctrico habla
porque vuelves.
Y vibra la tierra profunda
con tu presencia lejana.

Suaves gotas de ti
deshacen el polvo seco
empapan la tierra estéril,
y retumban contra el suelo
como una danza salvaje
de vida, amor y deseo.

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