jueves, 26 de abril de 2012

Por los barrancos.

Silba el acero en el aire.
Muere el cristal en la piedra.
Los rumores se apagaron
bajo la niebla.

Ungiendo antiguos espacios
que el destino dejó huecos
danza el humo de la muerte
contra el silencio.

Llueven cenizas de olvido
cubriéndo los cuerpos frescos
que ayer latían salvajes
en su danza de fuego.

Cien barcas llenas de rosas
en la tormenta de hielo.
Un volcán que arrasa el mar
y escupe nubes de estiércol.
Un ballena varada,
desangrándose en el puerto.

Aún cabalgo sin ira
bajo el sol y las estrellas
y mis manos desnudas
cavan la tierra.

Caeré por los barrancos
si aferrarme a una nube
dejando atrás lo que quise
y lo que tuve.

Abandonaré mi cuerpo
devorado por la nada
para hundirme de nuevo
en tu cuerpo de plata.


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