martes, 21 de agosto de 2012

Memoria robada.

Pequeños núcleos vivos,
eternos,
puntadas de una red infinita,
vibrantes olas de esencia,
filtradas por la mirada antigua
y sumisa
del devenir del tiempo,
ahogadas,
aisladas,
rotas,
en los silencios de la historia,
en los muros invisibles,
en las cadenas felices,
devoradas por esas formas que habitan,
inseminando los sueños
de hombres sin nombre,
de nombres sin dueño.

En una existencia inventada
como un sayo de acero,
mutilados los cuerpos,
arrasadas las mentes,
se acabaron las sorpresas,
las verdades,
el volver hacia la vida
para mirar a la muerte,
ya tienen lo que querían:
por fin la vida es la muerte...
muerte en el reino de las cosas muertas,
en el solar de las ideas olvidadas,
en la liturgia sorda del trabajo,
en el silencio hueco
de la memoria robada.




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