[...]Cuesta seguir enfadado cuando hay tanta belleza en el mundo.
A veces siento cómo si la contemplase toda a la vez y me abruma. Mi corazón se híncha como un globo que está a punto de estallar. Pero recuerdo que debo relajarme y no aferrarme demasiado a ella. Y entonces fluye a través de mí, como la lluvia, y no siento otra cosa que gratitud, por cada instante de mi estúpida e insignificante vida.
No tienen idea de lo que les hablo, seguro, pero no se preocupen, algún día la tendrán.
Allan Ball.
lunes, 18 de octubre de 2010
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