Ven a posarte en mi pecho,
paloma de viento y savia.
Que tu elixir llama a mi cuerpo
y a mi alma.
Qué ávido estoy de tu néctar
y tu abrazo incandescente,
que me asola el pecho!
Qué ansioso de romper
con nuestros cuerpos
el silencio
y abrazarte
en la ventana
mientras se enciende el día!
Déjame oler tu pelo
y tu barbilla,
surcar tu cuello,
tu cintura!
Cerrar tus párpados
de seda,
clavarme a ti,
volar mis dudas!
martes, 5 de octubre de 2010
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