Me equivoqué
con los elfos y las hadas.
Con la luna solitaria
y su blanco cuerpo plata.
Con las las afinadas notas
que la lluvia susurraba
en mi corazón desierto
de música recitada.
Me equivoqué con las rosas
y sus sueños espinados.
Me equivoqué con la risa,
con el amor y la espada.
Porque el que ama se arriesga.
El corazón en la mano.
Y duele cerrar la llaga
de un pecho deshabitado.
Ungido por el perdón
dejo mi papel a un lado.
Ya no se va mi energía
en llorar lo equivocado.
Yo te espero como el aire,
como siempre te he esperado
circundando la alegría
de que me invites al baile.
lunes, 23 de febrero de 2009
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