domingo, 8 de febrero de 2009

Una carta de tu Alma Imaginaria

Con su áspero tacto reciclado,
de palabras salpicadas con el alma,
me arrancó de mi estado de vigilia,
susurrándome al oído
una mágica canción que ya no oía.

Y traía una esperanza.
Emplumado entre sueños y recuerdos,
un espejo restaurado de pedazos
de truncados corazones olvidados.

Pero el cielo borrascoso del pasado
no dejó pasar la luz brillante.
Los recuerdos lacerantes embotaron
el sentido y la emoción ya desgastados:

En los tiempos pasados
dónde pintábamos en negros y añiles,
una armonía señalada aclamaba desde el cielo.

Yo, elegido a dedo,
soportaba el peso del silencio
que emanaba del deseo.
Soñador de horizontes olvidados,
descifré tu Alma Imaginaria
y bebí de tus sueños y palabras.

Engullí tus pensamientos y tus gestos
y cree un eslabón en tu cintura.
Pero tu alma desgarrada
siempre viste con sus prendas las llanuras.

El entorno empobrecido de mi alma,
suspirando por alzarse del abismo,
recreó el contexto más propicio
para huir de los desprecios y los lirios.

Y vagué por los infiernos
sin tu Alma Imaginaria,
esperando que una mano
rescatara la esperanza.

Pero nunca hubo una voz
que me dijera: ¿Bailas?
Solo el eco del silencio
y espejos rotos del alma.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Ya la leí el otro día. Es preciosa. Toda tu poesía lo es.