En el fondo de lo oscuro del deseo
encontré la piedra negra.
Un brillante carmesí lleno de hielo
y de noches vagabundas en la selva.
Me embriagué con sus mieles, hechizado,
olvidando la memoria.
Me deshice en su secreto ensortijado
y vagué por sus luces y sus sombras.
Recorrí sus guaridas y sus noches,
conocí sus secretos uno a uno,
escuché todas sus voces
y probé todos sus frutos.
Devoré lo que pude con los ojos
y me harté de su belleza.
Encontré un sitio tranquilo, un cojín rojo
y esperé que amaneciera.
Ahora espera en lo oscuro del deseo
ahora espera, piedra negra.
martes, 3 de febrero de 2009
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