sábado, 15 de noviembre de 2008

Desencadena

Puede que nunca mi voz
penetre el hondo vacío
y destape al fin las sombras
de la ingenua oscuridad.

Que en los inviernos del alma
vaya yo a permanecer
como piedra, nada más.

Quizá mi aura iridiscente
cristalice y se contraiga
y atraviese mi cabeza
y me otorgue al fin la muerte.

O que absurdamente el tiempo
atropelle carnicero
mis minutos lentamente.

Mi testigo, la palabra,
ciegamente contraída.
Vieja y rancia compañera.
Estará presente y viva.

Presenciando, de algún modo,
que el cazador es cazado
o cola de lagartija.

Pero a pesar de pesares,
presa de presos,
quedará siempre una estrella,
vivo destello.

En lo hondo de la mente,
ansia voraz.
En lo profundo del alma,
una verdad.

1 comentario:

Tara Verde dijo...

Hola!! He llegado a este blog por el comentario.. y me gusto mucho. Tal vez me guste egoístamente porque se parece al mío (hasta pusimos el mismo haiku).. pero como sea, es muy interesante y con tu permiso lo pondria entre mis blogs recomendados para seguir visitándolo.
Muchos saludos!!