jueves, 27 de noviembre de 2008

Viejas palabras labraron el camino que hoy pisamos.
Estacionadas, hieráticas firmas del alma,
esculpieron en nuestro destino un anhelo.
Y grietas profundas hoy recorren su cara.

Los brazos oscuros del abismo esperan su turno,
pacientes. Ignorando el llanto que generan.
Su manto oscuro cubrirá las llagas del Otro, difunto.
Pisando en las pisadas del ayer perdiendo el rumbo.

Ser que quise ser, no hay puerto
que tus pequeñas naves hoy puedan atracar.
No hay fruto ni sombra del castaño.
Sigue tu vuelo oscuro planeando sobre el mar.

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