lunes, 10 de noviembre de 2008

Espaci s Vaci s

La tormenta se acercaba, rebelde y fría.

Y en la penumbra de un rincón tú la aguardabas.

Sin atreverte a tocarme.

Yo sentado en el balcón me preguntaba

si al llegar me destruiría con su fuerza.

Pensé en cubrirte con mi cuerpo.

Y esperar el fín acurrucados,

como uno solo.

Pensé en huir y abandonarte.

Dejar que afrontaras tu destino.

Pensé en cogerte entre mis brazos

y llevarte a tierras cálidas,

muy lejos.

Pensé hacia dentro y hacia fuera.

Sufrió mi pensamiento vagabundo.

Y al fin me giré para observarte:

Profunda y tibia. Sosegada.

Pintando el cielo con tu alma.

Cerré los ojos, doloridos.

Quemados. Gastados.

Colmados de líquidas perlas.

Y me lancé a la tormenta.

No hay comentarios: