Una existencia fugaz.
Una hoja en la maleza.
Una aguja en un pajar.
Una gota en la tormenta.
Una vida nada más,
para gastarla arrastrando
pasos que vienen y van,
como en un baile macabro.
Si no puedo hundir mis manos
en tu cuerpo de plata.
Si no puedo oler tu pelo
mientras descansas.
Si no vienes a buscarme
con tu cuerpo hambriento en llamas.
Entonces nada me queda,
más que errar en esta tierra
de metal oscuro y polvo,
como una luz tras la niebla.
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