Trae tu cuerpo entre mis brazos,
hasta que al mío se llegue.
Que florezca entre mis labios
tu boca de cielo y muerte.
Árdeme la piel y el alma
y que se quemen los hilos
con que cosieron tus alas
y estrangularon mi grito.
Sé que allí no queda nada,
porque todo está aquí mismo
y al caer el rayo negro
el mundo será distinto.
Corre en la tarde verde!!
Salta del laberinto!!
Y encontrémonos al alba
mirando hacia el infinito.
jueves, 6 de enero de 2011
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