Se me escapa de las manos
este corazón con alas.
Sale volando a la noche,
de madrugada.
Vuela buscando el arrullo
de tu aliento de garza
y se pierde entre las nubes
donde descansas.
Ahora ya no soy el dueño
de este corazón viajero
que anda detrás de tu risa
y de tus ojos traviesos.
Si lo quieres está lleno
de calor y valentía
con que llenar nustras copas
para beber cada día.
Tómalo porque no es mío.
Solo es un bonito espejo
donde me miro.
martes, 18 de enero de 2011
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