Una llamada lejana entre la bruma.
Una llamada enérgica, melódica,
angélica, casi imperceptible.
Una llamada que resuena en cada parte.
En cada parte la llamada se hace forma,
color, letra, número, resonando como un eco.
Una llamada a ascender a los cielos infernales,
a la materia espiritual, a lo andrógino.
Veintidós peldaños te separan del milagro,
veintidós universos resonando.
martes, 14 de octubre de 2008
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