jueves, 16 de octubre de 2008

El Huevo

Como aún eres pequeño te incubaré.
Necesitas que te incuben, terminar de hacerte.
Concentrarte más y más hasta ser un solo punto,
un punto de luz divina.


Mientras yo acumulo las virtudes del alma
y los defectos del cuerpo,
clima propicio para que crezcas,
rezo por ti, hijo del Padre,
para que mi cordón invisible
te nutra de lo impensable y lo divino.

Mi sacrificio de vida es una estrella,
vine a gestarte en un trono.
No siento pena y sí gloria.
Gloria de servir quien sirve al siervo.

No hay comentarios: