martes, 16 de diciembre de 2008

De un solo trazo

Se puede decir que si.
Que la intrigante y cruda realidad se esconde bajo el manto oscuro de lo repentino.
Que las cosas que amargaron la futilidad de un soplo de aire, fueron las mismas que engendrarán los monstruos del mañana.
Que la salvaje imprecación de los dioses del pasado vino a despertar la lujuria en los siervos de hoy.
Que las musas que vivían para el creador vinieron a susurrarle al oído nuevas canciones sumergidas en un halo de excesos y culpas.
Que solitario y replegado perdurará mil años el Buddha sobre una piedra, en firme meditación, hasta que sea necesario.

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