Contando una a una las espinas,
más pesadas que las plumas o las perlas.
Santiguándose ante ellas por sagradas.
Aferrándose al dolor y a la desgana.
Es la óptica del oscuro pensamiento,
ensuciada por la mente y la costumbre.
Liberados de su yugo cruciforme
hallarán alegría, paz y calma.
lunes, 15 de diciembre de 2008
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